jueves, 6 de diciembre de 2007

dalat to saigon

Hong me lleva en moto al punto de donde sale el autobus a Saigon. Disfruto esos momentos, oliendo su largo pelo que se me pega en la cara por el efecto del viento. La agarro de la cintura y me imagino besandola. Durante los ultimos dias he deseado constantemente a Hong mientras a la vez he disfrutado durmiendo con Phung. Lo he pasado bien con Phung este tiempo, pero Hong me fascina, su cara traviesa y la belleza y juventud de su cuerpo, su sonrisa y actividad constante. La recuerdo parando de repente con la moto en medio de la carretera para saltar a robar fruta, y tener que correr despues al aparecer el dueño del huerto, sin parar de reir. O cantando mientras friega los platos despues de que me invitaran a comer en su casa. La vez que nos refugiamos de la lluvia en una casa al lado de la carretera y ella, sin poder estar quieta, se puso a despellejar una gallina con la dueña de la casa, y despues a arrullar a un bebe que habia alli, diciendome que queria tener un hijo en un par de años. Hong es el tipo de chica del que me enamoro facilmente, que me transmite ganas de vivir a traves de su vitalidad, y que ademas me vuelve locas las hormonas. Pero el amor no tiene ninguna posibilidad en este caso. Yo tengo que seguir mi viaje, coger el autobus a Saigon, y en unas semanas volar de vuelta a Londres y a la vida "normal". Y Hong volvera a Nha Trang, a pasar los dias en la playa y las noches en los bares vendiendo postales a los turistas.

Hong me da la mano para despedirme, muy seria, y me dice que se lo ha pasado muy bien los ultimos dias que hemos pasado en Dalat. Le digo que yo tambien, y que espero que nos volvamos a ver algun dia. Me gustaria decirle que me vuelve loco y que me parece una chica fantastica, y desearle todo lo mejor en la vida. Pero no le digo nada.

Me meto en el autobus, lleno principalmente de turistas. En el asiento de al lado sin embargo se sienta un vietnamita que rondara ya los 60. Dalat se encuentra en las monta
ñas centrales de vietnam (Tay Nguyen), a 1500 metros de altura, y la carretera a Saigon esta en este primer tramo llena de curvas, por lo que el autobus gira y se mueve bruscamente debido a las constantes curvas y pendientes. Noto sorprendido que mi compañero de viaje apoya su mano en mi rodilla izquierda. Imagino que lo hace para mantener el equilibrio debido a lo que se mueve el autobus, aunque me produce una sensacion inconfortable. Observo durante un rato el bello paisaje montañes, los tonos verdes de los bosques bajo el intenso azul del cielo, y caigo pronto dormido.

De repente despierto al notar alco en mi entrepierna. EL anciano de al lado ha ido moviendo su mano pasando de la rodilla hacia mi muslo. Hago un movimiento brusco que le obliga a retirar la mano , pero no se inmuta y poco despues vuelve a colocar su mano en mi rodilla. Que hago? le digo algo delante de todo el mundo? Hablara ingles? En cualquier caso entenderia lo que le estoy diciendo, pero no se si montar el numerito delante del resto de pasajeros. El hombre se hace el despistado muy bien entre su medio sonrisa de viejecito indefenso. Opto por cruzar mi s piernas de modo que no pueda avanzar mas alla de mi rodilla. Poco despues vuelvo a dormir al ritmo del ronroneo del autobus.

Al bajar del autobus en la estacion de autobuses de Mieng Dong nos espera como es habitual un bullicioso grupo de motoristas. Todos se arremolinan alrededor de los viajeros mientras intentamos sacar nuestras mochilas del portaequipajes del autobus. "Como te llamas? de donde eres?". Estoy cansado despues de varias horas en el autobus asi que negocio rapidamente con uno de ellos que me lleve a la zona de Pham Ngu Lao, el Khao San Rd de Saigon, por veinte mil dongs. He leido en la guia que hay unos tres millones de motos en saigon. Parece que todas estan circulando a esta hora, mientras mi conductor esquiva muy profesionalmente motos, bicicletas, cyclos y personas que cruzan las calles sin pensarselo dos veces. Vuelvo a sentir la misma sensacion que en Hanoi, parece imposible relajarse en esa voragine urbana.



Un chavalillo se me aproxima nada mas bajarme de la moto, al verme con la mochila en los hombros. "Buscas habitacion?" "Si", le digo. "Yo tengo una, $5 la noche". Me parece mas que razonable, asi que le sigo. Se adentra por un laberinto de estrechos callejones que nacen de una de las calles paralelas a Pham Ngu Lao hasta que llegamos a una casa de 3 pisos. Alli conozco al due
ño, Hen, que me enseña la habitacion del segundo piso. Basica pero limpia, asi me la quedo. La casa tiene un salon en la parte de abajo, y una habitacion por piso con su ducha, lavabo y retrete. Hen me ofrece un te de limon mientras charlamos un poco. No soy gran amigo del te y normalmente no lo bebo a no ser que me lo ofrezcan en alguna situacion como esta, y me sorprende lo bueno y refrescante el te de limon helado de Hen.

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